miércoles, 18 de noviembre de 2009

BIENVENIDOS
Les doy la más cordial bienvenida a mi blog ,espero que les guste y adelante con la información que les proporciono les sirva de algo
JUÁREZ HACIA LA REPÚBLICA
La década que se conoce como la República Restaurada (1867-1877), tras el fin del Segundo Imperio encabezado por Maximiliano de Habsburgo, es una etapa compleja y de reconstrucción donde se busca la conformación de un nuevo Estado, señala el doctor en historia Carlos Arturo Giordano Sánchez.Son 10 años de vaivenes donde el presidente Benito Juárez y sus sucesores —Sebastián Lerdo de Tejada y Juan Nepomuceno— buscan el cumplimiento de las Leyes de Reforma y otras disposiciones constitucionales, cuyo objetivo es lograr una identidad nacional, cohesión social y el progreso del país, añade. Al regresar al poder en 1867, Benito Juárez pone en marcha una serie de acciones para buscar la estabilidad y, entre éstas, prioriza la reorganización del Ejército, controlar a los caudillos que emanaron de la Guerra de los Tres Años por la promulgación de las Leyes de Reforma o tras la intervención francesa, generar recursos vía impuestos para la hacienda pública, con José María Iglesias al frente, y pagar los sueldos a la milicia.Sus esfuerzos, indica Giordano Sánchez, estaban encaminados a instaurar una paz social: establecer el orden y progreso, como base del desarrollo, precepto que reinaba en las naciones del mundo, aunque los enfrentamientos con la Iglesia y grupos conservadores aún estaban latentes.Para reducir su poder de estos grupos, decreta la ley de instrucción pública, con lo que cancelaba el monopolio de la educación al clero y, al mismo tiempo, establece un programa de impulso profesional a la medicina, ingeniería y leyes.Otra de sus medidas fue iniciar el pago de la deuda externa, contraída antes de 1858, y para tal fin reinició la expropiación y venta de bienes eclesiásticos, señala el integrante del Seminario de Cultura Mexicana.Es un momento complicado, indica, porque el Estado asume funciones nuevas que antes tenía la Iglesia. Así toma en sus manos la salud, la educación, el control de la cultura, además de buscar afanosamente el reconocimiento internacional como país. Pero al mismo tiempo realiza acciones contrarias, como el 8 de diciembre de 1867, cuando abroga pactos y convenios con los países que hicieron la guerra a México.LA OTRA VERTIENTE. Este periodo, señala Giordano Sánchez, también elabora un punto de partida, que continúa hasta nuestros días: el reencuentro con la identidad nacional con base en nuestros ancestros mexicas. “Se escriben muchos libros e historias sobre este periodo para enaltecer las civilizaciones”.En suma, explica Giordano Sánchez, se buscaba crear una nación y sentar sus bases con el fin de que en el futuro sería un mejor país.Para ello, en materia política establece el tiempo presidencial de cuatro años. “Éste sería modificado en 1903 por Porfirio Díaz hasta seis años”, añade.Además, consciente de la importancia del comercio, se acelera el tendido de la vía de ferrocarril y se llegan a tener 640 kilómetros, se establece la ruta México-Veracruz, que va a impactar en el desarrollo de muchas comunidades.También, indica, se comienza a dar los primeros pasos para reducir la desigualdad social y que la gente tenga acceso a una serie de satisfactores que antes le estaban negados. En esta etapa también se busca consolidar la comunicación entre el centro y los estados, que aún se manejaban como cacicazgos. Poca era la relación y coordinación entre el Presidente y los mandatarios estatales. “Parecía que cada gobernador era dueño de su feudo y hacía lo que quería”.Todos estos movimientos van a permitir a la sociedad tener más claro el concepto de territorio nacional, observar y respetar un orden constitucional y, con ello, sentar las bases que van a fortalecer y solidificar el camino para el futuro del país, añade.Todos estos trabajos van a crear un concepto de nación que seguimos viendo hasta nuestros días y, que aún, de alguna manera, temas como la igualdad social, la distribución de la riqueza, la democracia, educación, salud, son asuntos pendientes, como en aquel entonces.En suma, concluye, se puede definir la década con el ensayo y el error en las políticas públicas, pero que definen el rumbo del país.
bibliografia::http://www.cronica.com.mx/especial.php?id_nota=463188&id_tema=1315
UN COMIENZO HACIA LA REPUBLICA
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El triunfo de los liberales sobre el Imperio de Maximiliano significaba también una gran derrota para el conservadurismo mexicano; se restauraba la República Federal y se consolidaba el poder de los liberales. Poco tiempo deués de reinstalado el gobierno en la capital, Juárez se dispuso a poner en orden los asuntos administrativos y a reorganizar los proyectos del programa liberal que las circunstancias le habían impedido llevar a la práctica.
Política
En el Aspecto político, el gobierno se propuso aplicar la Constitución de 1857, a la primera acción en este sentido consistió en convocar las elecciones, pues desde 1865 Juárez ejercía el cargo de presidente sin haber sido elegido constitucionalmente. En la convocatoria que dirigió al pueblo para celebrar los comicios, Juárez proponía una serie de reformas a la Constitución con el objeto de "equilibrar los poderes supremos". Con esto buscaba el apoyo popular, a fin de que el ejecutivo tuviera mayor poder que el que le confería la Constitución y pudiera así tener más influencia en el Congreso. La propuesta provocó una fuerte oposición por parte de algunos liberales que temían que el presidente Juárez siguiera ejerciendo facultades extraordinarias, como lo había hecho durante los periodos de guerra, y que el Congreso quedara sometido a su influencia. La reforma propuesta no se llevó a cabo.
No obstante que aquella oposición le restara popularidad, Juárez logró ganar las elecciones generales para el periodo 1867-1871, derrotando al otro candidato, el general Porfirio Díaz, héroe de la batalla del 2 de abril en Puebla. También en el Congreso, Juárez alcanzó la mayoría de votos sobre otros candidatos, a pesar de la resistencia de los legisladores a aceptar las reformas propuestas por aquél. En esas elecciones, como presidente de la Suprema Corte de Justicia quedaba Sebastián Lerdo de Tejada, el colaborador más cercano de Juárez desde tiempos de la intervención francesa, y ese cargo equivalía al de vicepresidente.
Económia
En el orden económico, la restauración juarista tenía como objetivo prioritario el de atraer el capital extranjero, necesario para poner en práctica los siguientes proyectos: a) fomentar la agricultura, para lo cual se pretendía introducir nuevos cultivos, incorporar a la producción otras zonas del país aún no explotadas, sobre todo en el norte y el sureste y aplicar técnicas de cultivo semejantes a las que se utilizaban en Estados Unidos y en Francia; b) incorporar al país a la Revolución Industrial, teniendo en cuenta el enorme potencial hidráulico de algunas regiones para generar la fuerza motriz necesaria; c) convertir a México en un puente comercial entre Asia y Europa, y entre Estados Unidos y América del Sur. Para tal efecto se proyectaba la creación de una red ferroviaria que uniese las regiones productoras con la costa, y permitiera el desarrollo del comercio exterior y el inicio de la comunicación con el resto del mundo.
Sin embargo, puesto que la realización de esos proyectos estaba condicionada a la inversión del capital extranjero, al gobierno le fue imposible ponerlos en práctica. México era una nación endeudada, cuyos conflictos políticos internos le habían impedido cumplir con los compromisos contraídos con los acreedores. Además, el gobierno de Juárez aún no tenía relaciones diplomáticas con los grandes países capitalistas de Europa que pudieran interesarse por invertir en México.
Socidad
En el orden social, el gobierno de Juárez proyectó una política poblacionista que pretendía atraer la inmigración de europeos, como ocurrió en Estados Unidos y en Argentina, pero esto no pudo realizarse porque en el extranjero se desconfiaba de la seguridad interna de México, y los europeos no encontraban aliciente alguno para venir a radicar a un país tan conflictivo.
Otro proyecto social fue el de la formación de la pequeña propiedad a partir del fraccionamiento de los latifundios por medio del deslinde y venta de terrenos baldíos, y de la desamortización de las tierras del clero y de las comunidades indígenas, así como a través de la venta de las grandes haciendas. El gobierno se proponía dotar a cada campesino de un rancho de pequeñas dimensiones, en el que libremente trabajaran la tierra y criara ganado; pero esta meta era difícil de alcanzar porque la clase trabajadora campesina había estado acostumbrada, por siglos, al trato paternalista del hacendado; durante cientos de años de había encerrado en aquélla condición de servidumbre y no sabía qué hacer ahora con su nueva libertad. Además, el problema social agrario se había agravado por el despojo de tierra de que se hizo objeto a las comunidades indígenas, que las marginó aún más que antes e hizo más difícil su integración a la sociedad nacional.
Cultura

En el orden cultural, el liberalismo en el poder creo un basto sistema educativo, fundamentado en la filosofía del positivismo, con la que se buscaba dotar a los mexicanos del instrumento intelectual necesario para impulsar el desarrollo científico y técnico alcanzado por los países industrializados. Esta filosofía pedagógica importada de Francia era muy acorde con los propósitos del liberalismo mexicano-puesto que armonizaba con el liberalismo europeo-, que se inclinaba por una educación laica que liberara a la población del ancestral yugo de la iglesia, la introdujera en el camino de la ciencia universal y en la búsqueda del propio progreso y, en consecuencia, del progreso de la nación, inculcándole el amor al trabajo.
Pero los postulados del positivismo eran muy claros al sostener que "no hay progreso sin orden", y el orden era un ideal que México aún no realizaba. A pesar de eso, la filosofía positivista impregnó todas las instituciones educativas creadas durante el gobierno de Juàrez, bajo el decreto que la educación debía ser obligatoria y gratuita. Algunas de estas instituciones fueron la Escuela Nacional Preparatoria organizada por Gabino Barreda; La Academia de Ciencias y Literatura, destinada a impulsar la investigación científica y a formar profesores para los niveles de educación superior; La Escuela Nacional de Ingenieros y La Biblioteca Nacional de México, establecida para apoyar aquellos centros educativos. La acción educativa del gobierno de Juárez consistió en una reforma pedagógica muy importante-aunque todavía no fuera de total alcance nacional- que renovó los métodos de enseñanza y tuvo como meta una educación integral mediante la enseñanza objetiva que postulaba el positivismo.
Sebastián Lerdo de Tejada
Sebastián Lerdo de Tejada era un hombre de muy basta cultura y de gran influencia política; había sido colaborador muy estrecho de Juárez desde los años de la Intervención Francesa, y muchas de las decisiones de éste fueron inspiradas por Lerdo de Tejada. Por esta razón, su gobierno fue, en muchos aspectos, una continuación de Juárez.
Política
Lerdo de tejada conservó el gabinete que Juárez había formado en 1871 y en cuya creación había intervenido. Por lo tanto, el nuevo presidente ejerció un fuerte predominio sobre los ministros, tanto por su influencia política-superior a la de ellos- como por los rasgos propios de su personalidad arrogante y presuntuosa. Al igual que su antecesor, Lerdo de Tejada se preocupó por pacificar al país, y con tal propósito, recién comenzó su gobierno, publicó un decreto por el cual concedía la amnistía a las personas que se habían sublevado en contra del gobierno; otorgaba la libertad a los presos por delitos políticos y el perdón a aquellos que se entregaban a las autoridades dentro de los quince días posteriores a la promulgación de la ley de amnistía. En general, ésta medida fue considerada prudente y tuvo efectos positivos. Muchos de los sublevados contra el gobierno de Juárez, que se oponían también a la de Lerdo, aceptaron la amnistía; incluso Porfirio Díaz, el mas fuerte opositor, se retiró a su Hacienda en Veracruz después de efectuar una conciliadora visita al presidente. La ley de Amnistía había logrado pacificar a los militares insurrectos, pero sólo por el momento. Las ambiciones de poder que surgieron en algunos militares después de la derrota de Maximiliano, se mantenían latentes en espera de una nueva oportunidad.
Económia
En el aspecto económico, la República restaurada no presenta grandes transformaciones, y los que destacan en este renglón son algunos proyectos para la industrialización y modernización de México, que en su gran mayoría no pudieron llevarse a la práctica por falta de inversiones del capital extranjero.
Durante el gobierno de Lerdo de Tejada, el ministro de hacienda, Francisco Mejía, consiguió organizar un sistema fiscal a nivel nacional que permitió el pago uniforme y justo de impuesto, normalizó la contabilidad fiscal, moralizó a los funcionarios y logró un orden hacendario como no se había dado antes. Esta mejoría en la Hacienda Pública permitió, a su vez, el comienzo de lagunas obras que habían estado en proyecto desde tiempos de Santa Anna. Uno de eso proyectos era la construcción de una red ferroviaria que uniera las principales ciudades del país, y sobre todo que agilizara el transporte de mercancías hacia el exterior. El ferrocarril era entonces un símbolo de progreso, y traerlo a México había sido el sueño de muchos gobernantes; fue durante la República restaurada cuando comenzó a hacerse realidad. En 1869, el gobierno de Juárez inició la construcción de la vía México-Veracruz, que correspondió inaugurar a Lerdo de Tejada en enero de 1873.

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bibliografia: http://es.wikibooks.org/wiki/Historia_de_M%C3%A9xico/La_Rep%C3%BAblica_Restaurada_(1867-1877
http://www.youtube.com/watch?v=v205QBI3umg
LA REPUBLICA RESTAURADA
Dio también al pueblo, además de nuevos ideales, los héroes que le faltaban y que desde la época de la Independencia no surgían espantados por los manes de Santa Anna. La historia mexicana aumentó sus nombres y a través de su culto resistió otros cincuenta años la ausencia de hombres auténticos.
Independencia absoluta, autodeterminación libérrima, dignidad soberana, tales eran los postulados que los patricios republicanos sustentaron en todo momento: hombres que lo mismo utilizaban la espada que la pluma, ponían en ellas toda la pasión, fuerza, inteligencia y valor que era necesario. Por haber querido edificar una patria nueva, tuvieron que destruir restos de un pasado que detenía el progreso, mas su acción fue en última instancia de un creador que amasa la arcilla que tiene a la mano, la purifica y le imprime nueva forma y un aliento más noble y alto.
La victoria se obtuvo merced a un gran esfuerzo colectivo del que tuvieron plena conciencia nuestros próceres. La autodeterminación había costado muchos sacrificios que no debían a todo trance ese principio, sellado con la sangre de la nación entera.
La República venció a sus enemigos del exterior gracias a que tras ella estuvo la nación entera, conducida por hombres de calidad extraordinaria: estadistas, políticos, filósofos, educadores, militares, poetas, pero no solos, sino acompañados por su pueblo, de donde arrancaban sus virtudes.
En el triunfo de hace más de cien años. Su sangre y heroicos esfuerzo, derramados por todos los rincones de la patria, le otorgaron en cambio la libertad. De sus anhelos, los grandes reformistas fueron lo intérpretes más certeros y fieles, y la victoria lograda.
Al regresar a la ciudad de México Juárez y sus compañeros, el destino de México que ellos habían contribuido a forjar con lealtad, honestidad y firmeza estaba asegurado. Al dirigirse a la patria señalándola el esfuerzo realizado para liberarla y el debate a cumplir en el futuro, el primer magistrado actuaba como un auténtico padre de la patria. Él le había devuelto su perdida libertad y dignidad y otorgado un destino más noble. Ella, en ese momento y para siempre, concedería a su Presidente, en pago de esa deuda, perpetua gratitud y los laureles de una gloria eterna.
POESIA
Las palabras de los oradores y la poesía de Luis G. Urbina loaron la memoria del patricio.
Arenga a Juárez.
Y fue del sueño de la noche oscurade raza infeliz heroica y triste,del que brotó serena figura.
No, efímero relámpago, prendistepor un instante al horizonte, el fuegode un sideral y lívido amatista;
no relumbraste en la tiniebla, y luego,extinto tu fulgor, quedose el mundomás hirviente de sombras y más ciego.
No señor, fue tu brillo en lo profundode la terrible noche de la razahundida en un sopor meditabundo,
perenne antorcha que el pavor rechaza;fanal insomne que los vientos veta,astro que resplandece y amenaza.
He aquí por que la multitud inquieta,agítese, y estemos frente a frente,tú, la inmortalidad, y yo, el poeta.
Inmenso y grave tú, yo reverentey humilde; tú, marmorizado ensueño;yo, voz que canta y átomo que siente.
He aquí llegar con peligroso empeñoa ti - lo grande, el símbolo que dura; -al hombre - lo que pasa, lo pequeño,-
Pero al pasar su pequeñez, depurala vida; y de tu carne, ayer morena,hace hoy, por fin, escultura blancura.
Más no se laza tu imagen serena,ni tan radiante está de lo que entoncesfue en medio de la tenaz lucha terrena.
La puerta del ser giró en sus goncesy entraste tu, llevado hasta la muerteel color y la fuerza de los bronces.Y así, señor, quisiste engrandecerte;y penetrar severo en el combatey así morir en él, tranquilo y fuerte.
¡Late, soberbio mármol! Late, late,cual si tuviese corazón; te llevael pueblo en su lama como a dios penante;
Y tu memoria, en cada hogar, renuevaLa gran veneración por el que pudoSurgir del negro fondo de la gleba.
Por el que fue una voz del triste y mudogenio del conquistado que aún se asombracon la final visión del férreo escudo.
Y por aquel que el indio llama y nombra,cuando quiera mirar como fobiasa un ángel blanco en medio de la sombra.
Tramontaron los soles de tus díaspenosos, y el derecho, tu bandera,ampara nuestras dulces alegrías.
El sol de tu cielo reverbera,con flamante esplendor, con anhelode dar al aire luz de primavera.
Oro y diafanidad, para que el vuelode las lamas, se bañe en lo infinitoclaridad milagrosa de tu cielo.
Todo florece en paz - la paz bendita;la paloma del arca que atraviesa la nube, y la esperanza resucita.
Brilla tu monumento en la turquesadel fulgor matinal, y hasta el ramajeparece que inclina y que te besa.
En ti, reposaron de su viajeazul, las golondrinas bulliciosassacudiéndose el polvo del plumaje.
Hasta a ti llegaron las mariposasY te enviaron perfume en el vientolos rojos incensarios de las rosas.
Vela en la majestad del monumento,gran héroe de la ley, como la vida:recogida en un noble pensamiento.
Del bloque mismo en que fue esculpidatu imagen, evocaron los cincelesel simbólico grupo que te cuida.
Y en la blanca materia, tus laurelesse vuelven perdurables, y así mirasque la patria y la gloria te son fieles.
No provocas temor ni odios inspiras;pero quedó sobre tu ceño adusto,el resplandor de las sagradas iras.
Salvaste a la república en tu a gustodeber. Señor, estás aquí por eso,y porque fuiste grande y fuiste justo.
En tus hombros de atlante cayó el pesodel porvenir, tuviste la energíade conducir un mundo hacía el progreso.
A través del dolor y la agonía- la patria al recordar tus heroísmos,se estremece de orgullo todavía.
Porque entre sus terribles cataclismosy tus fastos gloriosos, Señor, erescomo una luz que alumbra los abismos.
No el odio temes, ni el olvido esperesno es efímera y vana tu grandeza¿vive la libertad? Pues tu no mueres.
La apoteosis inmortal empieza;la de tu raza en ti, la que pareceuna gran sombra en una gran tristeza.
La que tosca y callada languidecey en su informe, quimera primitiva,no se que sueños pavorosos nace.
Padre, de tu cabaña, de improviso, salió firme, tenaz, clarividente,como un fulgor de paraíso.
Tu alma indígena…entonces en orientehubo aurora, y el sol de tus montañascon ardor de oro se clavó en tu frente.
Y fuiste conductor del pueblo; - extrañasvidas, las que esperáis a que el sol hieracon su dardo de luz vuestras cabañas.
Mirad este alto ejemplo - lisonjeraes la esperanza ¡Oh padre! Pero, dime:¿Se cambiaría el erial en sementera?
Tú, el hombre de la fe; la fe sublime;para sembrar, de nuevo a nuestra manoy en nuestras almas tu vigor imprime.
Que el glorioso excelsos soberanose canta el nombre del plebeyo fuerte,de austeridad viril como un romano.
Que en nuestro libre espíritu despiertela admiración por ti cuya existenciatranquila y pura sorprendió la muerte.
Que nos envuelva cual divina esencia,la libertad; pues también nos distela santa libertad de la conciencia.
Y que en el fondo de tu raza tristese encienda el ideal como en la oscuranoche se encienda un pálido amatista.
Que se levante siempre la blancurade tu soberbio mármol, que las rosasinciensen con fragancias tu figura.
Que suban hasta a ti las mariposasque aquí vengan los pájaros contentosa sacudir alas temblorosas.
Que les ofrezca la cauda de los vientos,bañados cual aves en rocío,en lágrimas de amor, los pensamientos.
Y así como en la paz en la contienda,en dócil calma o en frío bravío,como a una ara magnífica y tremenda,llegue a regar las flores de su ofrenday a bendecirte, el pueblo ¡Padre mío!

lunes, 16 de noviembre de 2009