miércoles, 18 de noviembre de 2009

El triunfo de los liberales sobre el Imperio de Maximiliano significaba también una gran derrota para el conservadurismo mexicano; se restauraba la República Federal y se consolidaba el poder de los liberales. Poco tiempo deués de reinstalado el gobierno en la capital, Juárez se dispuso a poner en orden los asuntos administrativos y a reorganizar los proyectos del programa liberal que las circunstancias le habían impedido llevar a la práctica.
Política
En el Aspecto político, el gobierno se propuso aplicar la Constitución de 1857, a la primera acción en este sentido consistió en convocar las elecciones, pues desde 1865 Juárez ejercía el cargo de presidente sin haber sido elegido constitucionalmente. En la convocatoria que dirigió al pueblo para celebrar los comicios, Juárez proponía una serie de reformas a la Constitución con el objeto de "equilibrar los poderes supremos". Con esto buscaba el apoyo popular, a fin de que el ejecutivo tuviera mayor poder que el que le confería la Constitución y pudiera así tener más influencia en el Congreso. La propuesta provocó una fuerte oposición por parte de algunos liberales que temían que el presidente Juárez siguiera ejerciendo facultades extraordinarias, como lo había hecho durante los periodos de guerra, y que el Congreso quedara sometido a su influencia. La reforma propuesta no se llevó a cabo.
No obstante que aquella oposición le restara popularidad, Juárez logró ganar las elecciones generales para el periodo 1867-1871, derrotando al otro candidato, el general Porfirio Díaz, héroe de la batalla del 2 de abril en Puebla. También en el Congreso, Juárez alcanzó la mayoría de votos sobre otros candidatos, a pesar de la resistencia de los legisladores a aceptar las reformas propuestas por aquél. En esas elecciones, como presidente de la Suprema Corte de Justicia quedaba Sebastián Lerdo de Tejada, el colaborador más cercano de Juárez desde tiempos de la intervención francesa, y ese cargo equivalía al de vicepresidente.
Económia
En el orden económico, la restauración juarista tenía como objetivo prioritario el de atraer el capital extranjero, necesario para poner en práctica los siguientes proyectos: a) fomentar la agricultura, para lo cual se pretendía introducir nuevos cultivos, incorporar a la producción otras zonas del país aún no explotadas, sobre todo en el norte y el sureste y aplicar técnicas de cultivo semejantes a las que se utilizaban en Estados Unidos y en Francia; b) incorporar al país a la Revolución Industrial, teniendo en cuenta el enorme potencial hidráulico de algunas regiones para generar la fuerza motriz necesaria; c) convertir a México en un puente comercial entre Asia y Europa, y entre Estados Unidos y América del Sur. Para tal efecto se proyectaba la creación de una red ferroviaria que uniese las regiones productoras con la costa, y permitiera el desarrollo del comercio exterior y el inicio de la comunicación con el resto del mundo.
Sin embargo, puesto que la realización de esos proyectos estaba condicionada a la inversión del capital extranjero, al gobierno le fue imposible ponerlos en práctica. México era una nación endeudada, cuyos conflictos políticos internos le habían impedido cumplir con los compromisos contraídos con los acreedores. Además, el gobierno de Juárez aún no tenía relaciones diplomáticas con los grandes países capitalistas de Europa que pudieran interesarse por invertir en México.
Socidad
En el orden social, el gobierno de Juárez proyectó una política poblacionista que pretendía atraer la inmigración de europeos, como ocurrió en Estados Unidos y en Argentina, pero esto no pudo realizarse porque en el extranjero se desconfiaba de la seguridad interna de México, y los europeos no encontraban aliciente alguno para venir a radicar a un país tan conflictivo.
Otro proyecto social fue el de la formación de la pequeña propiedad a partir del fraccionamiento de los latifundios por medio del deslinde y venta de terrenos baldíos, y de la desamortización de las tierras del clero y de las comunidades indígenas, así como a través de la venta de las grandes haciendas. El gobierno se proponía dotar a cada campesino de un rancho de pequeñas dimensiones, en el que libremente trabajaran la tierra y criara ganado; pero esta meta era difícil de alcanzar porque la clase trabajadora campesina había estado acostumbrada, por siglos, al trato paternalista del hacendado; durante cientos de años de había encerrado en aquélla condición de servidumbre y no sabía qué hacer ahora con su nueva libertad. Además, el problema social agrario se había agravado por el despojo de tierra de que se hizo objeto a las comunidades indígenas, que las marginó aún más que antes e hizo más difícil su integración a la sociedad nacional.
Cultura

En el orden cultural, el liberalismo en el poder creo un basto sistema educativo, fundamentado en la filosofía del positivismo, con la que se buscaba dotar a los mexicanos del instrumento intelectual necesario para impulsar el desarrollo científico y técnico alcanzado por los países industrializados. Esta filosofía pedagógica importada de Francia era muy acorde con los propósitos del liberalismo mexicano-puesto que armonizaba con el liberalismo europeo-, que se inclinaba por una educación laica que liberara a la población del ancestral yugo de la iglesia, la introdujera en el camino de la ciencia universal y en la búsqueda del propio progreso y, en consecuencia, del progreso de la nación, inculcándole el amor al trabajo.
Pero los postulados del positivismo eran muy claros al sostener que "no hay progreso sin orden", y el orden era un ideal que México aún no realizaba. A pesar de eso, la filosofía positivista impregnó todas las instituciones educativas creadas durante el gobierno de Juàrez, bajo el decreto que la educación debía ser obligatoria y gratuita. Algunas de estas instituciones fueron la Escuela Nacional Preparatoria organizada por Gabino Barreda; La Academia de Ciencias y Literatura, destinada a impulsar la investigación científica y a formar profesores para los niveles de educación superior; La Escuela Nacional de Ingenieros y La Biblioteca Nacional de México, establecida para apoyar aquellos centros educativos. La acción educativa del gobierno de Juárez consistió en una reforma pedagógica muy importante-aunque todavía no fuera de total alcance nacional- que renovó los métodos de enseñanza y tuvo como meta una educación integral mediante la enseñanza objetiva que postulaba el positivismo.
Sebastián Lerdo de Tejada
Sebastián Lerdo de Tejada era un hombre de muy basta cultura y de gran influencia política; había sido colaborador muy estrecho de Juárez desde los años de la Intervención Francesa, y muchas de las decisiones de éste fueron inspiradas por Lerdo de Tejada. Por esta razón, su gobierno fue, en muchos aspectos, una continuación de Juárez.
Política
Lerdo de tejada conservó el gabinete que Juárez había formado en 1871 y en cuya creación había intervenido. Por lo tanto, el nuevo presidente ejerció un fuerte predominio sobre los ministros, tanto por su influencia política-superior a la de ellos- como por los rasgos propios de su personalidad arrogante y presuntuosa. Al igual que su antecesor, Lerdo de Tejada se preocupó por pacificar al país, y con tal propósito, recién comenzó su gobierno, publicó un decreto por el cual concedía la amnistía a las personas que se habían sublevado en contra del gobierno; otorgaba la libertad a los presos por delitos políticos y el perdón a aquellos que se entregaban a las autoridades dentro de los quince días posteriores a la promulgación de la ley de amnistía. En general, ésta medida fue considerada prudente y tuvo efectos positivos. Muchos de los sublevados contra el gobierno de Juárez, que se oponían también a la de Lerdo, aceptaron la amnistía; incluso Porfirio Díaz, el mas fuerte opositor, se retiró a su Hacienda en Veracruz después de efectuar una conciliadora visita al presidente. La ley de Amnistía había logrado pacificar a los militares insurrectos, pero sólo por el momento. Las ambiciones de poder que surgieron en algunos militares después de la derrota de Maximiliano, se mantenían latentes en espera de una nueva oportunidad.
Económia
En el aspecto económico, la República restaurada no presenta grandes transformaciones, y los que destacan en este renglón son algunos proyectos para la industrialización y modernización de México, que en su gran mayoría no pudieron llevarse a la práctica por falta de inversiones del capital extranjero.
Durante el gobierno de Lerdo de Tejada, el ministro de hacienda, Francisco Mejía, consiguió organizar un sistema fiscal a nivel nacional que permitió el pago uniforme y justo de impuesto, normalizó la contabilidad fiscal, moralizó a los funcionarios y logró un orden hacendario como no se había dado antes. Esta mejoría en la Hacienda Pública permitió, a su vez, el comienzo de lagunas obras que habían estado en proyecto desde tiempos de Santa Anna. Uno de eso proyectos era la construcción de una red ferroviaria que uniera las principales ciudades del país, y sobre todo que agilizara el transporte de mercancías hacia el exterior. El ferrocarril era entonces un símbolo de progreso, y traerlo a México había sido el sueño de muchos gobernantes; fue durante la República restaurada cuando comenzó a hacerse realidad. En 1869, el gobierno de Juárez inició la construcción de la vía México-Veracruz, que correspondió inaugurar a Lerdo de Tejada en enero de 1873.

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bibliografia: http://es.wikibooks.org/wiki/Historia_de_M%C3%A9xico/La_Rep%C3%BAblica_Restaurada_(1867-1877
http://www.youtube.com/watch?v=v205QBI3umg

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